Detrás de la mayoría de enfermedades cardiovasculares está la aterosclerosis, que es el resultado de acumulaciones de colesterol y material inflamatorio en el interior de las arterias. Este proceso se empieza a gestar a edades jóvenes y lo hace en silencio durante décadas. A veces el primer síntoma es el infarto, un ictus o las primeras manifestaciones de un declive cognitivo. Por eso, identificar el momento preciso en el que todo comienza es el primer paso para controlar el problema y revolucionar la prevención cardiovascular.
En este ambicioso proyecto se ha embarcado el Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC) que colidera un proyecto internacional dirigido a detectar precozmente la aterosclerosis. En colaboración con un hospital de Copenhague, el Rigshospitalet en Dinamarca, los dos centros de investigación seguirán a 16.000 voluntarios durante ocho años en un proyecto que han bautizado bajo las siglas REACT.
En el caso de España, algunos de los voluntarios se reclutarán entre los empleados del Banco Santander que ya han participado en diferentes estudios de prevención cardiovascular.
La Fundación de la farmacéutica Novo Nordisk, propietaria del superventas Ozempic, financia el proyecto de investigación, pero no se probará ningún medicamento de la compañía. El objetivo no es tanto probar tratamientos, sino cambiar los protocolos de prevención cardiovascular con la información que surja de miles de pruebas de imagen, análisis genético y biomarcadores en sangre.
A estos 16.000 voluntarios de entre 20 y 40 años de España y Dinamarca se les someterá a ecografías o escáneres en diferentes zonas del cuerpo. Se sabe que la obstrucción de las arterias empieza en las piernas y el cuello, antes de extenderse también a las coronarias, las arterias que riegan el corazón. Por eso, las ecografías se centrarán en estas zonas y los resultados se analizarán junto a otras pruebas analíticas para contar con un cribado preciso de la aterosclerosis.
Calculadoras de riesgo
Borja Ibáñez, director científico del CNIC y líder del proyecto REACT cree que en esta primera fase del proyecto se tendrá información suficiente para desarrollar calculadoras de riesgo. Con ellas se podrá identificar dentro de la población general a las personas con más posibilidades de desarrollar aterosclerosis de forma precoz. «Sería a ellas a quien se les sometería a un cribado de forma temprana», explica cuando se le pregunta por un futuro programa de detección precoz de la enfermedad cardiovascular.
La segunda fase del proyecto consistirá en utilizar estrategias, como la modificación en los hábitos de vida los participantes y tratamientos de forma precoz para evitar la progresión de la aterosclerosis, una vez detectada.