En pleno debate sobre el pacto migratorio europeo y las formulas para contener el aumento de llegadas irregulares a la Unión Europea, Túnez, que firmó un criticado memorando de entendimiento con la Comisión Europea para gestionar los flujos migratorios, ha dado otra muestra de que ese acuerdo puede descarrilar. Las autoridades tunecinas han vetado la visita del comité de Asuntos Exteriores del Parlamento Europeo que desde este jueves y hasta el sábado iba a analizar en el país la situación económica y política y el reciente acuerdo que Bruselas quiere usar como modelo con otros países de origen y tránsito para reducir la inmigración hacia la UE.
Se trata de un acuerdo controvertido firmado el pasado julio y del que se desconoce la letra pequeña, pero que incluye un paquete macrofinanciero de 9.000 millones de euros —aunque vinculados a que el Fondo Monetario Internacional apruebe su propio desembolso—, que ha suscitado grandes críticas por los ataques contra los derechos humanos que se atribuyen al Gobierno del presidente tunecino, Kais Said.
El Ministerio de Exteriores de Túnez ha enviado a la delegación de la Eurocámara una carta en la que habla de “múltiples reservas” sobre la visita. “Esta delegación no está autorizada a ingresar en territorio nacional”, dice la misiva con fecha de miércoles a la que ha tenido acceso EL PAÍS. Los eurodiputados, encabezados por el alemán cristiano demócrata Michael Gahler (Partido Popular Europeo) se iba a reunir con organizaciones de la sociedad civil, sindicatos, líderes de la oposición y representantes de fundaciones políticas, además de que había solicitado reunirse con sus homólogos tunecinos, según fuentes de la Eurocámara. Gahler asegura que las autoridades tunecinas no han dado a la delegación europea ninguna razón para el veto.
El acuerdo con Túnez a cambio de que gestione los flujos migratorios y que este mismo miércoles alabó la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, en su discurso sobre el estado de la Unión, ha suscitado grandes dudas desde el inicio y la incomodidad de varios Estados miembros por la falta de consulta previa. A Estados miembros como Alemania y Bélgica no les satisface el contenido del memorando de entendimiento con el país magrebí, que plantea cinco pilares de financiación y 105 millones de euros destinados a gestión de fronteras. Fuentes comunitarias se han mostrado, además, muy preocupadas por el empeoramiento de los derechos de los migrantes y la situación en el país.
Este miércoles, varios eurodiputados de los partidos de izquierdas criticaron duramente el pacto con Túnez e instaron a revocarlo por colaborar con un “régimen autoritario”, dijeron y organizaciones de derechos humanos han instado a revisarlo.
Túnez ha superado este año ya a Libia como punto de salida principal de la migración irregular, según datos de la ONU y su agencia para los refugiados (ACNUR). De las cerca de 70.000 llegadas a Italia en el primer semestre de este año, unas 37.700 salieron desde Túnez atravesando, además, una ruta peligrosísima en la que han muerto más de 2.000 personas en lo que va de año, según la Organización Internacional de Migraciones (OIM).
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