Las fuerzas de seguridad iraníes han reprimido este sábado por la tarde protestas en varias ciudades iraníes, entre ellas Teherán, y Sanandaj, la capital de la región occidental del Kurdistán, a 500 kilómetros al oeste de la capital iraní, según activistas y medios iraníes en el exilio, como Iranwire. Vídeos y fotografías difundidos en las redes sociales muestran como, especialmente al caer la noche, grupos de jóvenes se han congregado en las calles de Sanandaj para manifestarse cuando este 16 de septiembre se cumple un año de la muerte bajo custodia policial de Yina Mahsa Amini.
La muerte de esta joven kurda que, tres días antes de su fallecimiento, había sido detenida en Teherán acusada de llevar mal colocado el velo, desencadenó las protestas más importantes de los últimos años contra el régimen islámico de Irán. En las imágenes de uno de estos vídeos, los jóvenes gritan “Muerte al dictador”—uno de los eslóganes de las manifestaciones que estallaron hace un año— mientras al fondo arden neumáticos. Ese lema alude al líder supremo de Irán, el ayatolá Ali Jamenei.
Iranwire recoge informaciones que apuntan a que “las fuerzas de seguridad podrían haber abierto fuego en las protestas y causado varios heridos el sábado por la noche, en Kermanshah, también en el oeste de Irán, y en el distrito de Bari Shilanan de la ciudad kurda de Mahabad, donde al menos una persona resultó herida”, asegura este medio iraní en el exilio.
Por la mañana, Amjad Amini, el padre de Masha Amini había sido detenido, según las organizaciones de derechos humanos iraníes en el exilio. El progenitor de la joven kurda fue arrestado al salir de su casa, cuando se disponía a visitar la tumba de su hija en el cementerio de Aichi, en la ciudad kurda de Saqqez, a 570 kilómetros al oeste de Teherán. El hombre pretendía honrar a su hija en el primer aniversario de su muerte. Tras pasar unas horas detenido, el padre de Mahsa Amini fue liberado, pero ahora se encuentra en arresto domiciliario, han denunciado organizaciones y medios iraníes en el exilio, entre ellas, Iran Human Rights.
Iranwire asegura, que, después de que se conociera la detención del padre de Mahsa Amini, residentes de Saqqez iniciaron una marcha hacia el cementerio donde yace la joven. Para evitar a las fuerzas militares y de seguridad que cerraban la carretera principal que lleva hasta allí, “la gente intentó llegar a la tumba de Amini” campo a través. Otra ONG, también en el exilio, Hengaw, ha acusado a las autoridades de haber abierto las compuertas de la cercana presa de Cheragh Weis para inundar los senderos rurales que llevan hasta el lugar donde está enterrada Amini.
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Activistas y ONG iraníes llevaban días denunciando un enorme despliegue militar y de seguridad, especialmente en el Kurdistán, donde aseguran que incluso se han sacado tanques a la calle. En Sanandaj, residentes han asegurado haber sufrido amenazas de muerte de escuadrones fuertemente armados de la Guardia Revolucionaria —los temidos pasdarán, el ejército paralelo al regular cuyo objetivo es defender al régimen iraní— si participaban en cualquier tipo de protesta.
La agencia de noticias oficial iraní IRNA ha desmentido este sábado estas informaciones y asegurado que la ciudad natal de Amini, Saqqez, está “completamente tranquila”.
On the anniversary of Jina #MahsaAmini’s state-murder, her father Amjad Amini was arrested by repressive forces this morning while leaving his home in Saqqez and returned to his house hours later.
According to reports received by Iran Human Rights, the family’s home is… pic.twitter.com/7Fcz1UPM5W
— Iran Human Rights (IHR NGO) (@IHRights) September 16, 2023
La casa de la familia Amini ha estado desde inicios de esta semana rodeada por la Guardia Revolucionaria, según reflejan numerosas imágenes y vídeos en redes sociales, y denuncian las ONG de derechos humanos. A pesar de que el régimen iraní les había prohibido de forma taxativa que celebraran homenaje alguno a su hija en el aniversario de su muerte, por temor a que ese acto diera lugar a nuevas manifestaciones, Amjad Amini y su esposa, Mojgan Eftekhari, la madre de la joven, anunciaron el 8 de septiembre una “ceremonia tradicional y religiosa de aniversario para Yina [Mahsa]” en su tumba del cementerio de Aichi.
El viernes, víspera del aniversario, estos padres sí fueron autorizados a visitar la tumba de su hija, pero lo hicieron bajo un férreo dispositivo de seguridad y con helicópteros sobrevolando el camposanto. Agentes de la Guardia Revolucionaria, siempre según las fuentes, controlan sus accesos y verifican la identidad de todo aquel que pretenda penetrar en el recinto.
La Misión Internacional Independiente de Investigación de la ONU sobre la República Islámica de Irán divulgó el jueves un comunicado en el que consideraba “muy preocupantes” las informaciones que apuntan a que “las autoridades podrían haber intimidado y hostigado a la familia de Yina [el nombre kurdo de] Mahsa, incluido su padre, Ahmjad Amini, para impedirle llorar su muerte”. Naciones Unidas confirmaba en su nota que uno de los tíos de la joven, Safa Aeli, de 30 años, está en paradero desconocido desde el 5 de septiembre, después de que agentes del Estado se lo llevaran detenido.
Huelgas
Mientras, comerciantes de algunas ciudades kurdas —además de Saqqez, Bukan, Divandarreh, Baneh y Sanandaj— se han declarado en huelga y cerrados sus comercios para conmemorar la muerte de Amini, siempre según las organizaciones de derechos humanos y activistas iraníes.
El viernes por la noche, “a pesar del amplio despliegue de seguridad”, especialmente importante en provincias como el Kurdistán natal de Amini, “se produjeron “concentraciones de protesta” en Abdanan, Kermanshah, Marivan, Sanandaj y Baneh, afirma Hengaw. Tanto en algunas de esas localidades como en Teherán, resonaron de nuevo en ventanas y azoteas los gritos de “Muerte al dictador” y “Mujer, Vida y Libertad”, que fueron coreados durante las manifestaciones, según la fuente.
Más de 500 personas murieron en aquellas protestas, según las ONG iraníes en el exilio, al menos 22.000 fueron detenidas y siete hombres jóvenes, ahorcados, uno de ellos en una ejecución pública.
Con esas muertes, el régimen logró sofocar las protestas que estallaron el 16 de septiembre de 2022. Ese día, Mahsa —o Yina, su nombre real, que no podía llevar legalmente por ser kurdo— Amini expiraba en el hospital Kasra de Teherán. Tres días antes había salido en ambulancia, ya en muerte cerebral, de una comisaría de la capital iraní, horas después de ser detenida por la policía de la moralidad, que la acusó de llevar mal puesto el velo y de vestir un pantalón que los agentes consideraron demasiado ajustado.
Cuando se conoció que una joven estaba en coma tras haber sido detenida por ese motivo, grupos de personas empezaron a concentrarse para protestar ante el centro sanitario. Al día siguiente de que los médicos desconectaran a Amini del soporte vital que mantenía su corazón latiendo, la joven fue enterrada en el cementerio de Aichi. Fue durante ese sepelio, cuando muchas mujeres se quitaron el velo y empezaron a gritar: “Mujer, Vida y Libertad”. Ese lema y el gesto de desobediencia de quitarse el hiyab muy pronto se extendieron a todo el país en protestas que, por primera vez en los entonces 43 años del régimen de Irán, pedían sin ambages el final de la República Islámica.
Antidisturbios en Teherán
El dispositivo de seguridad del régimen iraní para evitar nuevas protestas no solo ha sido evidente en el Kurdistán, la región natal de Amini. Un residente de Teherán citado por la activista exiliada en España Ryma Sheermohammadi en un tuit, explicaba por la mañana cómo, también en la capital iraní, se apreciaba este sábado una gran presencia de fuerzas policiales, integrantes de la Guardia Revolucionaria y paramilitares basij equipados con material antidisturbios.
“En la calle Azadi hasta la plaza Imam Hussein, se han establecido condiciones de gobierno militar”, aseguraba ese testigo. “Desde la calle Azadi donde me encontraba, en la calle Habibollahi, se han desplegado alrededor de 100 fuerzas paramilitares Basij y Sepah [pasdaranes], vestidos con uniformes de camuflaje y equipados con herramientas de represión como pistolas eléctricas, spray de pimienta, bastones [porras} y gas lacrimógeno”, continuaba el hombre. Luego explicaba cómo “frente a cada estación de metro, hay alrededor de 30 oficiales de los antidisturbios con equipo y escudos. Cada calle lateral tiene las mismas condiciones. A 300 metros más arriba, en la calle Towhid, hay alrededor de 200 oficiales antidisturbios en un lateral”.
A pesar de este despliegue, ironiza Sheermohammadi en una conversación telefónica con este diario, Teherán parecía este sábado,“la celebración del ‘Día sin velo’ pues muchísimas mujeres no lo llevaban”. Esa ha sido, según esta activista, la forma de honrar a Mahsa Amini de muchas iraníes en el primer aniversario del fallecimiento de la joven kurda.
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