Preferéndum. Este el neologismo de la rentrée, el inicio del curso político en Francia. Sin mayoría absoluta en la Asamblea Nacional y sin aliados parlamentarios que le permitan gobernar con comodidad, Emmanuel Macron tendió este miércoles la mano a los líderes de la oposición, desde la extrema izquierda a la extrema derecha. El presidente de la República convocó una reunión maratoniana en la que, entre otras propuestas, se planteó el recurso al referéndum. E incluso algo más innovador: el preferéndum, una consulta con preguntas múltiples. O varios referéndums a la vez.
Macron prometió una “iniciativa política de calado” tras la accidentada adopción de la reforma de las pensiones en primavera y el estallido de violencia urbana al inicio del verano. Y esto es lo que ha intentado con el cónclave celebrado en la Abadía Real de Saint-Denis. Desde las tres de la tarde y hasta entrada la noche, el presidente se encerró con los jefes de los principales partidos. En la agenda, tres temas amplios: el mundo, las instituciones, la nación. Sin límite de tiempo, sin horarios. Sin teléfonos ni consejeros en la sala. Sin ruedas de prensa ni cámaras.
El presidente justificó en una entrevista con el semanario Le Point: “Ante las grandes convulsiones geopolíticas, climáticas, tecnológicas, ante los desafíos que nuestro país ha vivido recientemente y ante los riesgos de división, considero que es mi responsabilidad proponer a todas las fuerzas políticas representadas en las asambleas intentar actuar juntos.” Y añadió: “De estos trabajos saldrán decisiones inmediatas, proyectos y proposiciones de ley, y también proyectos de referéndum”.
Una herramienta habitual en De Gaulle
La Constitución de la V República prevé la organización de referéndums a escala nacional a propuesta del presidente. Se han convocado 10 veces desde 1958, cuando se aprobó la Constitución. La mitad, bajo la presidencia de Charles de Gaulle, entre 1958 y 1969. No es casualidad.
“De Gaulle usaba el referéndum en una perspectiva plebiscitaria”, explica el constitucionalista Jean-Philippe Derosier. “La mayor parte de los que convocó De Gaulle, excepto el último, que condujo a su marcha, los organizó entre 1958 y 1965, antes de que entrase en vigor la elección del presidente por sufragio universal directo”. Hasta entonces, elegía al presidente un colegio de grandes electores. Añade el experto, profesor en la Universidad de Lille: “Era, para él, una manera de legitimarse. Posteriormente, los presidentes ya no necesitaron esta legitimación suplementaria y tenían más que perder que ganar. El referéndum, o bien suscitaba un desinterés total, como el del año 2000 para reducir el mandato presidencial de siete a cinco años, con dos tercios de abstención, o bien con un seísmo”.
Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete
Fue el caso del que se hizo sobre el tratado de Maastricht, en 1992, en el que el sí se impuso solo por dos puntos, o el del Tratado constitucional de la UE en 2005, en el que ganó el no. Desde esa fecha, ningún otro presidente se ha atrevido a convocar un referéndum. Tampoco Macron, quien desde que en 2017 llegó al poder ha mencionado varias veces esta opción, pero nunca ha dado el paso. Sabe que, con frecuencia, los referéndums se convierten en plebiscitos sobre quien los convoca.
Por eso, el portavoz del Gobierno, Olivier Véran, sugirió en vísperas de la reunión de Saint Denis la opción del preferéndum. Es un concepto que han propuesto colectivos como Mieux voter (Votar mejor) y que defiende salir de las respuestas “binarias y reductoras” de los referéndums tradicionales. ¿Cómo? En vez de responder sí o no ante una propuesta de ley, las opciones podrían ser, por ejemplo, “excelente”, “bien”, “aceptable”, “rechazable”, explicaba un artículo de 2019 en Le Monde.
Derosier, sin embargo, subraya que la Constitución francesa no admitiría un referéndum de este tipo. Sí, en cambio, varios simultáneos y el mismo día. Este formato, según el portavoz Véran, permitiría a los votantes “dejarse ir sobre un tema” —es decir, sancionar al presidente— y responder sobre el fondo en el resto de las preguntas.
La oposición es escéptica ante la nueva “iniciativa política de calado” del presidente. Sostiene que otros artefactos políticos ideados por Macron para salir de otras crisis, como el llamado Gran Debate Nacional en 2019 o el Consejo Nacional de la Refundación en 2020, no dieron los frutos esperados. En Saint-Denis, la izquierda propuso un referéndum sobre la reforma de las pensiones. La derecha y la extrema derecha, sobre la inmigración. Ambas iniciativas tienen pocas posibilidades de prosperar mientras Macron sea presidente.
Sigue toda la información internacional en Facebook y Twitter, o en nuestra newsletter semanal.
Suscríbete para seguir leyendo
Lee sin límites