Luis Rubiales sigue sin dimitir y los movimientos emprendidos hasta ahora por Pedro Rocha, el presidente interino de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) designado por el mismo dirigente granadino, no apuntan a un desmarque de la anterior gestión. Promover la moción de censura tras la petición conjunta de dimisión por parte de Rocha y de los presidentes de las territoriales es el paso más lógico si Rubiales sigue enrocado en no presentar su renuncia voluntaria.
Rocha se desplazó este jueves a Mónaco para asistir al sorteo de la Champions. Su respuesta fue vacía cuando fue preguntado por lo que harán él y sus barones si Rubiales —en el punto de mira desde que dio un beso no consentido a la futbolista Jenni Hermoso en las celebraciones del Mundial— no hace caso a la petición conjunta de dimisión que le hicieron el pasado lunes. “Trabajar, trabajar y trabajar. De ahí sale todo. Hemos navegado muchas veces con el viento en contra y ahora toca otra vez. El fútbol nacional está muy orgulloso de lo que se está haciendo”, dijo el dirigente extremeño. La palabra moción de censura no salió de su boca.
Rocha y todos los barones sabían de antemano que el mandatario granadino no renunciaría pese a que se lo pidieran de manera unánime. “Ni lo hará”, asegura uno de ellos, que dice estar dispuesto a presentar batalla para que se presente la moción de censura si Rubiales sigue empeñado en no dimitir.
El gesto más evidente a ojos del Gobierno de que la federación no sigue en manos de Rubiales sería la moción de censura. Este paso le desbancaría de manera definitiva de la poltrona a la que se aferra, pero su sombra es alargada. Desde la federación filtraron ayer que no es posible promover la moción de censura porque lo impide la orden ministerial que regula los procesos electorales en las federaciones deportivas. Esto, cuando menos, es interpretable. El punto 19 de la citada orden dice: “No podrá presentarse durante los seis primeros meses de mandato, ni cuando resten entre seis meses y un año hasta la fecha a partir de la cual pueda realizarse la convocatoria de elecciones, circunstancia a determinar por las normas federativas”.
Rubiales fue reelegido el 21 de septiembre de 2020, pero la norma dice que no tiene por qué ser justo a los cuatro años de cumplirse el mandato. Además, al ser 2024 año olímpico, la normativa también dicta que el proceso electoral se inicia después de los Juegos porque la selección española masculina está clasificada. En las fechas en las que estamos, habría tiempo hasta el primer tercio de octubre para activar la moción de censura. De salir adelante, y teniendo en cuenta que el proceso electoral dura como mucho unos tres meses —incluye la elección de la asamblea que vota al presidente— la federación podría celebrar perfectamente las elecciones entre el 15 y el 31 de diciembre de 2024 como tope.
Para la norma que dice que con una selección clasificada para los Juegos hay que convocar las elecciones a partir del segundo semestre hay una excepción. La federación puede mandar un escrito motivado al CSD en el que se aleguen las razones por las que solicita el adelanto electoral. Si Rocha ordenara esta solicitud, efectivamente, por ley no se podría promover la moción, lo que favorecería el interés de Rubiales en permanecer en el cargo hasta que la FIFA emita su sanción definitiva en las próximas semanas. La del Tribunal Administrativo del Deporte, si finalmente abre expediente a Rubiales por falta muy grave, se dilataría en el tiempo.
Las sospechas de que Rocha sigue las directrices de Rubiales porque este le designó como sucesor interino aumentan cada día. Preguntado ayer por esto, fue más rotundo en su respuesta que con la moción de censura. “Yo soy de la Real Federación Española de Fútbol, de nadie más”. También fue contundente para negar que esté en contacto con Rubiales y para confirmar al seleccionador absoluto Luis de la Fuente. Este está muy cuestionado socialmente porque en la asamblea se levantó a aplaudir a Rubiales nada más decir este que “el falso feminismo que hay en España es una lacra”.
La vaguedad en las respuestas de Rocha reapareció con otros dos asuntos delicados. El primero cuando fue inquirido por la presunta filtración desde la federación del vídeo en el que Jenni Hermoso y sus compañeras durante el vuelo de vuelta a España, aún en medio de la euforia por el campeonato del mundo conquistado, bromean sobre el beso de Rubiales. “Yo solo habló de fút-bol”, remarcó. Sobre la continuidad del secretario general Andreu Camps, que en su afán de mantener el rubialismo el viernes mandó una carta a la UEFA para amedrentar al Gobierno con la exclusión de los clubes españoles y de la selección de las competiciones internacionales, Rocha esbozó otra contestación superflua. “Primero hay que situarse. La institución necesita mucho trabajo. Tenemos que analizar los puntos en los que tenemos que trabajar. Y hasta que no los tengamos bien analizados no podemos decir absolutamente nada”, despachó.
Camps, palabras mayores
Fuentes federativas aseguran que no es fácil prescindir de Camps porque conoce bien los entresijos del funcionamiento diario de la casa y elogian su capacidad de trabajo. Entre algunos barones, también se observan dificultades para rescindir la relación mercantil con el asesor jurídico externo Tomás González Cueto, que factura cientos de miles de euros al año a la federación. “Se ha hecho millonario”, dice un empleado federativo. Otras fuentes, también con sede en la Ciudad del Fútbol de Las Rozas, hablan de la oposición a cesar a Camps y prescindir de González Cueto porque tienen mucha información de los cinco barones investigados en el marco de la Operación Soule que acabó con el eterno mandato de Ángel María Villar. Jacinto Alonso (Rioja), José Miguel Monje (Murcia), José Ángel Peláez (Cantabria), Antonio García Gaona (Ceuta) y Diego Martínez (Melilla) siguen en la causa. Los cinco apoyaron en 2018 la primera elección de Rubiales como presidente de la federación. También lo hizo Rocha, que apunta a objetivos fáciles como Jorge Vilda o el presidente del Comité Técnico de Árbitros, Medina Cantalejo, para hacer ver al Gobierno que se desmarca de Rubiales. Camps y González Cueto son palabras mayores para Rocha.
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