Un grupo de investigadores de México, España y Estados Unidos han publicado un estudio sobre la relación entre la siestas y la obesidad para validar si las características del sueño y los factores del estilo de vida de la persona influyen en la enfermedad y el síndrome metabólico.
Los resultados indican que las personas acostumbradas a realizar siestas largas, de más de 30 minutos, solían tener valores más altos de IMC, glucosa en ayunas, presión arterial sistólica…Aunque las personas con una siesta corta (menos de media hora) sí tuvieron mejores resultados que aquellos que no dormían. Por lo que, puede deducirse del estudio, que la siesta ideal es de menos de 30 minutos.
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Los investigadores concluyen que fumar, los retrasos en los horarios de sueño y alimentación nocturnos y una mayor ingesta de energía antes de la siesta tienen una mayor relación con la obesidad que el tiempo se sueño.
«Al analizar las posibles diferencias entre las tres categorías de siesta y los factores de estilo de vida relacionados con la obesidad, los datos mostraron que aquellos que habitualmente dormían siestas largas fumaban con más frecuencia y retrasaban conductas como las comidas, la actividad física y el sueño», describen los investigadores.